Uno de los 3 más fuertes del Juppongatana. Anji es un Hakaisou (monje depravado), ya que se ha alejado de las enseñanzas de Buda. Anji guarda un profundo rencor al Gobierno Meiji y cree que el mundo sólo puede ser salvado si se destruye a esos seres corruptos que amenazan la paz de aquellos que son puros. Por ello, ha decidido unirse a Shishio, para destruir al Gobierno Meiji y crear un nuevo mundo.
La historia de Anji es una de las más tristes dentro del Juppongatana. En el pasado, era un monje apegado a las enseñanzas de Buda, de corazón muy noble y preocupado por los demás. Vivía en un templo junto con un grupo de niños huérfanos a quienes cuidaba. Pero, a inicios de la Era Meiji, se vivió en Japón un movimiento anti-budista conocido como Haibutsu kishaku (Este tema es muy complejo… me gustaría abordarlo más adelante), por lo que la presencia de Anji en el pueblo no era muy bien aceptada. Además, el hecho de que los padres de los niños habían luchado en contra del Régimen Meiji no ayudaba. Los pobladores querían recibir mayores beneficios del gobierno y veían al monje y a los niños como un obstáculo, por lo que decidieron expulsarlos del pueblo. Anji, que no tenía a donde ir con los niños, estaba muy preocupado por la situación, pero con el apoyo de los niños, resolvieron marcharse. Pero… antes de que pudieran hacerlo, los pobladores decidieron dar el golpe y prendieron fuego al templo, con los niños dentro. Como resultado, los niños perecieron y Anji no sólo terminó desconsolado, sino que se convirtió en un ser lleno de odio y con ansias de hacer justicias con sus propias manos.
Dentro de la saga de Kyoto, Anji aparece como un monje que se ha alejado de las enseñanzas de Buda y que se ha unido al Juppongatana para destruir al gobierno Meiji y , en sus palabras, “poder salvar al mundo”. Para ello, se ha entrenado durante largos años y ha logrado dominar el Futae no Kiwami, el cual enseña a Sanosuke luego de descubrir el potencial del chico. Más tarde se enfrentarían y Sanosuke le haría ver que estaba cegado por el odio y el dolor.
Sin embargo, pese a que Anji se da cuenta de que había tomado la decisión equivocada, su corazón no encuentra paz. En palabras de Watsuki, “su corazón no fue salvado, simplemente dejo de estar descontrolado”. Por ello, tras el final de Shishio, Anji se entrega a la policía, donde es condenado a 25 años de prisión. Una historia muy triste.
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