Por: Moon Slayer
Una vez que la impactante historia finaliza, todos quedan callados. Sin nada qué decir o hacer respecto a esto. Kaoru luce muy confundida, ya que no sabe qué decir, más sin embargo, comprende todo por lo que Kenshin pasó y se identifica lo suficiente con Tomoe Yukishiro, aunque ella acaba por darse cuenta de que Enishi está demasiado perturbado como para entender los verdaderos sentimientos de su fallecida hermana. El resto de nuestros héroes toman la información a su manera, pero para Yahiko, dado lo delicado que es este problema, no hay descanso por lo cual se decide plenamente a entrenarse en la técnica secreta de la escuela Kamiya Kasshin-Ryu, tras convencer finalmente a Kaoru de la urgencia de aprender dicha habilidad. Kaoru acepta, pero le impone a Yahiko un ejercicio sumamente duro el cual consiste en cruzar las manos sobre su cabeza en un movimiento rápido, un total de 10.000 veces, cantidad que deberá cumplir antes de que se cumplan los diez días que Enishi pactó para su duelo en el dôjo. Mostrando un gran entusiasmo, Yahiko se propone seriamente hacer el pesado ejercicio a pesar de las burlas de Sanosuke al respecto.
Los días transcurren rápido para ambos bandos, cada uno preparándose para el duelo en cuestión. En el dôjo Kamiya, Yahiko continúa con los ejercicios que Kaoru le impuso y anuncia que ha llegado a la mitad. Kaoru le da el visto bueno por su logro pero termina imponiéndole otras 7.000 cruzadas de manos, para espanto del chico, pero éste no se deja amilanar. Lo que realmente inquieta a Kaoru es el estado mental en el que Kenshin estará el día de su confrontación con Enishi y la posibilidad, ahora menos remota, de que vuelva a ser el temible asesino que una vez fue. Deseosa de ayudarle en algo, recuerda que Kenshin le dijo que él había dejado en un templo en Kyoto el diario que una vez fuera propiedad de Tomoe. Esperando que dicho diario haga recapacitar de sus actos a Enishi y éste finalmente comprenda los sentimientos que su hermana como mujer tuvo, le escribe una carta a Misao, en la cual le pide que vaya a dicho templo a recoger el mencionado diario y lo traiga cuanto antes a Tokyo. Misao recibe la carta de Kaoru y para su alegría se entusiasma más al saber que Aoshi la acompañará a la capital a petición del anciano Okina, para que la cuide en su tarea. Rápidamente recogen el diario y se apresuran a partir a Tokyo.
Llega el noveno día y Kaoru insiste en aumentarle una y otra vez el ejercicio a Yahiko para su desesperación a pesar de que cuentan con poco tiempo por la proximidad de la batalla en cuestión. Finalmente Kaoru acepta enseñarle la técnica aunque le advierte a Yahiko que para que llegue a dominarla por completo, le falta mucho, dándole a entender que su utilidad en la batalla será muy reducida lo cual Yahiko tiene que aceptar. Kaoru le ordena a Yahiko que ataque, y como siempre, el chico se lanza con todo su entusiasmo (quizás demasiado) a atacarla .
Cuando Yahiko lanza un ataque a la cabeza desprotegida de Kaoru, la técnica se hace obvia: Usando el dorso de sus manos luego de cruzarlas sobre su cabeza y utilizando el arma del oponente como punto de apoyo, Kaoru aprovecha y derriba al contrincante mientras éste está inmovilizado e indefenso. Impresionado, Yahiko intenta hacer lo mismo, pero Kaoru, sabiendo que Yahiko haría ese movimiento, ataca directamente al estómago del joven dejándolo sin aire en el proceso. Esto le hace ver a Yahiko lo peligroso que podría ser utilizar este movimiento ya que, aunque con el movimiento deja a su oponente desprotegido, usarlo antes de tiempo podría ser fatal para él. Yahiko entiende la realidad pero dentro de sí, se da cuenta que el movimiento lo realizó con el doble de velocidad que la propia Kaoru. Lo cual lo motiva a reiniciar el ejercicio con mayor entusiasmo que antes.
Llega el día del ataque y Kaoru se lamenta que Misao no haya podido llegar a tiempo. El día transcurre sin ninguna novedad, hasta que llega el anochecer y el cielo nocturno se ilumina con fuegos artificiales. Todos se prestan a estar alertas ya que pueden que los sorprendan con un disparo del cañón Armstrong, pero no ocurre nada. De pronto la tranquilidad se convierte en angustia cuando ven en el cielo varios globos aeroestáticos (lo último de la tecnología por aquel entonces) y en ellos ven a Enishi acompañado de sus grupos de ataque. Sin espera, Kujiranami es el primero en lanzarse al ataque preparando un disparo con su cañón, lo que provoca la rápida reacción de Kenshin, quien gracias a la ayuda de Sanosuke, el cual usa su puño como catapulta, impulsa a Kenshin en el aire e intercepta a Kujiranami atacándolo con el Kuzuryû-sen, derribándolo al instante. Kenshin cae a tierra y en un despliege de poder emite su aura desprendiendo varias tejas con ello. Kaoru teme que Kenshin haya vuelto a ser Battôsai pero las palabras de Kenshin la dejan aliviada. De pronto Kujiranami se levanta y se dispone a disparar contra el dôjô pero Sanosuke, ya sabiendo lo que el gigante pretende, saca del suelo su vieja Zanbatô, la cual fue reparada, con la intención de utilizarla para desviar el disparo de Kujiranami, lo cual hace reaccionar al gigante quien tiene que esquivarlo. Desafortunadamente la hoja de la Zanbatô se rompe al no resistir el impacto de la bala de cañón. Kujiranami prepara un segundo disparo pero antes de poder realizarlo, Kenshin se le adelanta y con un sablazo certero, corta en dos el cañón y luego conecta un poderoso golpe al muñón del brazo amputado de Kujiranami. Al ser este un punto vital, el gigante se retuerce de dolor, quedando inmovilizado por el ataque.
Ahora es el turno de Inui y Otowa, quienes bajan de sus respectivos globos y se lanzan al ataque, solo para recibir comentarios de parte de Kaoru y Yahiko acerca de la obvia estupidez del uno y el pésimo sentido de la moda del otro. Para echar más leña al fuego, Megumi comenta incluso que la estupidez de Inui es comparable a la de Sanosuke. Kenshin se coloca en medio de los dos grupos, encarándose con Otowa y por supuesto, Sanosuke se enfrentaría a Inui. Sanosuke muy valientemente se lanza al ataque con lo que queda de su Zanbatô en contra de Inui, pero esta se acaba de romper luego de ver que la armadura de Inui ha sido reformada, lo cual provoca que Sanosuke reciba una paliza de parte de Inui. Kenshin, mientras tanto, está enfrentándose con Otowa y sabe que si intenta ayudar a Sanosuke, Otowa se ensañaría con Kaoru, Megumi y Yahiko, que están detrás de él. Éste le responde a Kenshin que es un cobarde al dejar a su amigo morir masacrado a manos de Inui, lo cual Kenshin rechaza al decirle que su amigo luchará con todo lo que tiene aunque deje su vida en ello. Otowa malinterpreta las palabras de Kenshin y comienza a acusarlo de ser un hombre cruel y cobarde, aunque Yahiko rápidamente se da cuenta que las palabras que Kenshin dijo iban dirigidas a Sanosuke, demostrándole lo mucho que confía en sus habilidades.
Inesperadamente, Gein deja caer de su globo un paquete, el cual contiene lo que él ha llamado, su más grande creación, el Iwambo número 3 del que alardea al afirmar que es mucho más avanzado que los anteriores modelos. Kenshin entonces se decide y voltea una mirada hacia sus amigos. Lo que los hombres de Enishi interpretan como un descuido de su parte, en realidad es una señal que iba dirigida a Yahiko, afirmándole que ha llegado su turno. De repente, Kenshin se lanza con todo hacia Otowa, quien, asustado, da un paso hacia atrás. La Katana de Kenshin aparentemente pasa sin tocarlo (ya que iba dirigida hacia Gein) lo cual provoca la burla de Otowa, especialmente cuando ve a Yahiko cargar contra él. Prepara sus dardos, pero lo que en realidad pasó fue que Kenshin había cortado el mecanismo de lanzamiento de estos, lo cual lo deja desprotegido contra Yahiko quien sin dudar, lanza un poderoso golpe con su Bokken, el cual Otowa recibe de pleno. Kenshin se enfrenta contra la abominación de Gein, pero sus ataques no resultan ser eficientes, especialmente porque descubre que su cuerpo está hecho de un material elástico, el cual repele sus sablazos. Kenshin no se rinde y persiste en buscar una debilidad de la creación de Gein, aunque en el proceso recibe un buen impacto. Desde su interior, Gein opera tranquilamente su creación, manejándola con gran pericia desde su cabina de mando, la cual se asemeja mucho a la de un avión. Con la ventaja de no hacer mayores esfuerzos físicos, Gein se muestra lleno de confianza de que finalmente será él quien elimine a Kenshin, aunque en el fondo no quiere hacerlo. Kenshin se da cuenta de que lo está haciendo solo para probar su afirmación y asegura que no dejará que una marioneta lo derrote. Estas palabras hacen enojar a Gein, quien reinicia su ataque contra Kenshin, sólo que esta vez, éste estaba listo. Con un movimiento de corte, similar a los que había intentado anteriormente pero agregándole un movimiento giratorio, Kenshin retuerce el material elástico sobre sí mismo, hasta que finalmente lo rompe. Esto toma por sorpresa a Gein, quien inmediatamente usa el otro brazo, el cual puede realizar un ataque rotatorio con el cual sorprende a Kenshin por momentos. Pero en un ataque directo al cuerpo del gigante, Kenshin toma una roca con la punta de su katana y la clava directamente al torax del Iwambo. Cuando Gein intenta atacar, se percata de que Kenshin ha colocado la roca dentro de los engranajes principales de la máquina, lo cual lo ha dejado indefenso y listo para un fulminante y devastador Amakakeru Ryu no Hirameki, que destruye la invención de Gein ante el asombro de Kaoru y Megumi. Tras dedicarle una mirada a Ensihi, Kenshin acepta el ruego de Megumi, quien le pide que no siga luchando pues su estado no se lo permitiría. Con completa tranquilidad, pasa cerca de los otros luchadores y se sienta para ser revisado por Megumi.
Inesperadamente, Gein deja caer de su globo un paquete, el cual contiene lo que él ha llamado, su más grande creación, el Iwambo número 3 del que alardea al afirmar que es mucho más avanzado que los anteriores modelos. Kenshin entonces se decide y voltea una mirada hacia sus amigos. Lo que los hombres de Enishi interpretan como un descuido de su parte, en realidad es una señal que iba dirigida a Yahiko, afirmándole que ha llegado su turno. De repente, Kenshin se lanza con todo hacia Otowa, quien, asustado, da un paso hacia atrás. La Katana de Kenshin aparentemente pasa sin tocarlo (ya que iba dirigida hacia Gein) lo cual provoca la burla de Otowa, especialmente cuando ve a Yahiko cargar contra él. Prepara sus dardos, pero lo que en realidad pasó fue que Kenshin había cortado el mecanismo de lanzamiento de estos, lo cual lo deja desprotegido contra Yahiko quien sin dudar, lanza un poderoso golpe con su Bokken, el cual Otowa recibe de pleno. Kenshin se enfrenta contra la abominación de Gein, pero sus ataques no resultan ser eficientes, especialmente porque descubre que su cuerpo está hecho de un material elástico, el cual repele sus sablazos. Kenshin no se rinde y persiste en buscar una debilidad de la creación de Gein, aunque en el proceso recibe un buen impacto. Desde su interior, Gein opera tranquilamente su creación, manejándola con gran pericia desde su cabina de mando, la cual se asemeja mucho a la de un avión. Con la ventaja de no hacer mayores esfuerzos físicos, Gein se muestra lleno de confianza de que finalmente será él quien elimine a Kenshin, aunque en el fondo no quiere hacerlo. Kenshin se da cuenta de que lo está haciendo solo para probar su afirmación y asegura que no dejará que una marioneta lo derrote. Estas palabras hacen enojar a Gein, quien reinicia su ataque contra Kenshin, sólo que esta vez, éste estaba listo. Con un movimiento de corte, similar a los que había intentado anteriormente pero agregándole un movimiento giratorio, Kenshin retuerce el material elástico sobre sí mismo, hasta que finalmente lo rompe. Esto toma por sorpresa a Gein, quien inmediatamente usa el otro brazo, el cual puede realizar un ataque rotatorio con el cual sorprende a Kenshin por momentos. Pero en un ataque directo al cuerpo del gigante, Kenshin toma una roca con la punta de su katana y la clava directamente al torax del Iwambo. Cuando Gein intenta atacar, se percata de que Kenshin ha colocado la roca dentro de los engranajes principales de la máquina, lo cual lo ha dejado indefenso y listo para un fulminante y devastador Amakakeru Ryu no Hirameki, que destruye la invención de Gein ante el asombro de Kaoru y Megumi. Tras dedicarle una mirada a Ensihi, Kenshin acepta el ruego de Megumi, quien le pide que no siga luchando pues su estado no se lo permitiría. Con completa tranquilidad, pasa cerca de los otros luchadores y se sienta para ser revisado por Megumi.
La lucha entre Sanosuke e Inui no presenta muchos contrastes, con estilos y ventajas del uno y del otro, pero la armadura de Inui juega un factor determinante en el combate. Sanosuke es arrojado violentamente contra las paredes del dôjô ;sin embargo, no se rinde y se levanta de nuevo para un nuevo round, para desesperación de Megumi, quien teme que Sanosuke lastime de nuevo su mano herida. Esto no amedrenta a Sanosuke, quien decidido, se lanza con un potentísimo Futae no Kiwami, el cual parece no causarle daño alguno a la armadura de Inui y sí a la mano de Sanosuke, la cual muestra el brutal castigo. No obstante el cuerpo de Inui no es de metal y sus brazos comienzan a sentir el efecto del poderoso ataque quedando inmóviles, lo cual es aprovechado por Sanosuke, quien logra conectar un señor cabezazo a su oponente y mandarlo al paraíso de los inconscientes. Luego de eso, Sanosuke le exige a Megumi que lo atienda de nueva cuenta.
Por otro lado Yahiko se las ve con el amanerado de Otowa, demostrando clara ventaja sobre su oponente, quien no se reponía de la impresión tras el accionar de Kenshin. Sin embargo, las cosas para Yahiko se ponen difíciles cuando Otowa demuestra que no alardea cuando dice que es el maestro de las armas ocultas. Otowa saca un frasco, el cual contiene un polvo, el cual Yahiko rompe sin demasiada impresión, sin embargo, para su desgracia, el polvo que Otowa le arrojó resulta ser un polvo magnético que provoca que las extrañas cintas de metal que Otowa tenía en su espalda salgan disparadas hacia Yahiko, hiriéndolo con unas hojas metálicas las cuales resultan ser bastante flexibles. Pese a esta desventaja, en un cruce de espadas, Yahiko logra robarle la funda a Otowa y con ella, le quita su espada de las manos, pero las hojas metálicas continúan causándole daño. Kenshin no interviene y es más, le dice al chico que si se lanzó a luchar, debe de ganar este combate. Decidido, Yahiko se lanza contra Otowa, quien se dispone a atacar con un poderoso golpe de espada, pero para sorpresa de todo,s pero en especial de Kaoru, Yahiko logra realizar a la perfección la técnica secreta de la escuela Kamiya Kasshin. Yahiko logra desarmar a Otowa y antes de que las hojas de metal vuelvan a herirlo, usa su Bokken para asestar un poderoso ataque contra el amanerado personaje, quien cae vencido. Antes de caer inconsciente por las heridas, Kenshin recibe a Yahiko y se lo deja a Megumi para que lo atienda.
Todo parece haber terminado, al menos por esa noche, cuando de pronto, Kenshin fija su atención en uno de los globos de Enishi, el cual tiene su escalera desplegada. Al sentir el peligro, Kenshin le grita a Kaoru para que se ponga a salvo, pero Kenshin se ve obligado a salir a su rescate, sacándola a tiempo del dôjô antes de que una extraña y horripilante garra, la cual estaba amarrada a un brazo extendible, la alcance. Para sorpresa de todos, el dueño de este brazo resulta ser Mumyôi, quien se identifica a sí mismo como uno de los supervivientes del ataque traicionero que le costó la vida a Tomoe. Mumyôi es un ser con muchas deformaciones, producto de un brutal entrenamiento de los miembros de su clan, o lo que él llama “técnicas de perfección corporal” aplicadas en sus cuerpos para realizar más eficientemente sus labores en la minería y gracias a ello, sus extremidades están bastante alargadas. Su clan tiene el secreto tan celosamente guardado, que Mumyôi tiene como prioridad, matar a todos los que hayan visto sus técnicas. Por extensión Mumyôi decide matar a Kenshin y sus amigos y cuando todo parecía perdido, un agente de policía con un característico cigarrillo en su boca, una sonrisa llena de malicia y sarcasmo, y armado solo con una Katana, entra en escena: Hajime Saito ha hecho su aparición, y parece estar enfocado de lleno en Enishi, gracias a sus labores policiales.
Continuará...
El lobo es grande, el lobo es Dios. Una pena que muchos no compartan la visión cosmopolitana que Watsuki tenía por el personaje.
ResponderEliminarQué buen blog!. No soy muy aficionado a los animes pero Rurouni Kenshin es mi favorito. Aprecio el trabajo hecho, pues se nota que abordas los temas a profundidad (hacer un paralelo con los hechos reales, por ejemplo).
ResponderEliminarAdemás, para los que sólo veíamos la serie y las OVAs, ver publicados los resúmenes del manga (La saga de Enishi) es algo muy bueno.
Saludos.
Hola. Muchas gracias por tus comentarios. Me alegra que te guste el blog. Rurouni Kenshin es uno de mis animes favoritos, por muchas cosas; no sólo por la calidad de animación, personajes y la trama en si, si no porque aborda un tema que me encanta: la historia del Japón. Que bueno que la información de este blog te sirva. Seguiremos publicando los resúmenes, así como más noticias de los nuevos proyectos de Rurouni Kenshin que se vienen este año. Saludos.
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