Disculpen la demora. Por problemas técnicos (me quedé sin Internet), no pude actualizar antes, pero aquí les traigo una parte más del resumen de la saga de Enishi. Cada vez estamos más cerca del final.
Por: Moon Slayer
(y con un poco de mi colaboración en esta ocasión)
Han pasado tres días desde el incidente con Kujiranami y en la clínica Oguni todos están esperando a que Yahiko y Kenshin se recuperen, sobre todo éste último, de todo lo que tuvo que pasar por cuenta de aquel engaño tan cruel. Saito llega a la clínica para comunicarles a nuestros amigos que en poco menos de cuatro días, él y una unidad partirán rumbo a la isla donde Enishi está escondido y espera que para ese momento se recuperen. Mientras les dice esto, Saito se da cuenta que a pesar de la penuria por la que Kenshin tuvo que pasar, sigue siendo la misma persona de siempre.
Entretanto, muy lejos de allí, en una aldea llamada Shinshû, una niña está teniendo una discusión con un jefe Yakuza de la zona. Los alegatos de la discusión llegan a oídos de un furioso Sanosuke, quien sale del establecimiento donde estaba, con la intención de buscar pelea con los mafiosos y su líder, un hombre robusto de nombre Fudozawa.
Sanosuke, aún furioso por el asunto entorno a la muerte de Kaoru e ignorante de lo que está pasando en la capital, se enfrenta a golpes con los Yakuzas y con Fudozawa, cuando en ese momento, el mafioso llama a un par de guarda espaldas que había contratado con la intención de probarlos en Sanosuke. La sorpresa aquí radica en que los guarda espaldas son ni más ni menos que los hermanos Gohei y Kihei Hiruma (véase diferencias con el manga) , quienes al ver a Sanosuke, se espantan con el miedo y Gohei ni corto ni perezoso, se lanza al ataque contra Sanosuke, creyendo que sin su Zanbatô, Sanosuke estaría indefenso, pero pronto Sanosuke da cuenta de los hermanos haciendo que Fudozawa se marche y todo el pueblo comienza a alabar a Sanosuke por su hazaña. La niña (cuyo nombre es Uki) le presenta a su hermano menor (de nombre Outa). Sanosuke al verlo, lo patea y lo llama cobarde por no haber salido a defender a su hermana de los matones que la molestaban. Esto por supuesto hace enojar a Uki, quien le responde a Sanosuke que él sólo vino a ponerle apodos a la gente y a pelear. Sanosuke no le hace mucho caso y se encierra de nuevo en el restaurante donde estaba.
Esa misma noche Fudozawa viene a visitarlo, elogiándolo por su habilidad para derrotar a Hiruma con sus manos y le pregunta la razón de su presencia en ese pueblo. Sanosuke le dice que él simplemente estuvo andando de aquí para allá y que al final terminó en ese pueblo que para impresión suya, cambió mucho desde la última vez que lo recordaba, dándose a entender que Sanosuke es originario de esta aldea. Fudozawa le dice a Sanosuke que, sabiendo su procedencia, es seguro que sepa que la principal fuente de ingresos de la aldea proviene de la seda que se comercializa en la región. Fudozawa le dice a Sanosuke que la razón principal por la cual lo busca es porque la principal intención del mafioso es adueñarse de la producción de seda de la aldea, pero para ello, tiene que deshacerse de una persona que se ha estado interponiendo entre sus planes: el padre de los dos niños a quienes Sanosuke ayudó anteriormente. Fudozawa ha querido eliminarlo pero, según él, ha lidiado con al menos cincuenta de sus hombres y sigue vivo, lo cual llama la atención de Sanosuke, quien decide aceptar el ofrecimiento de Fudozawa.
A su vez, en una casa alejada de la aldea, los dos pequeños le comunican al padre (llamado por Fudozawa, Higashidani) lo ocurrido en la aldea, a lo cual el hombre responde que va a ser muy interesante conocer a la persona que causó alboroto en el pueblo. Poco después de eso, los hermanos Hiruma con arco y flecha en mano le envían a Higashidani un mensaje. El viejo hombre demuestra ser habilidoso para bloquear la flecha con sus manos y se da cuenta de quién es el remitente del mencionado mensaje: un luchador callejero que se hace llamar a sí mismo “Zanza”. Al llegar al lugar pactado, Sanosuke lo recibe, pero ,para su sorpresa, el hombre a quien confrontaría, era nada menos que su propio padre: Kamishimoemon, revelándose igualmente que Outa y Uki son nada menos que sus hermanos menores. Antes de que Sanosuke pudiera reaccionar, su padre le asesta un duro golpe en el rostro y luego le dice que, si bien tuvo un hijo que dejó su casa cuando era un niño, no podía considerar a un hombre capaz de ayudar a un mafioso como Fudozawa como tal. Sanosuke le responde que ya no es el mismo y que en ese momento, se había convertido en el maleante Zanza. Luego de escucharlo, su padre lo reta a un duelo y ambos se enfrascan en una pelea a puño limpio, que deja a ambos completamente exhaustos. Luego de luchar con su hijo, Kamishimoemon opta por retirarse, alegando que tiene mucho trabajo por hacer. Antes de que se vaya, Sanosuke le pregunta por los motivos que le impulsan entrometerse en los planes de Fudozawa, pese a ser un simple campesino. Kamishimoemon responde que, a pesar de que nada tiene que ver en el asunto, no puede permitir que un hombre de la calaña de Fudozawa perjudique a la aldea y a sus habitantes, que han sufrido mucho a lo largo de los años y que con mucho esfuerzo han logrado progresar, gracias a la llegada de la Era Meiji. Dicho esto, el padre de Sanosuke se retira, no sin antes decirle a su hijo que puede volver a su casa cuando quiera.
Al día siguiente, Kamishimoemon, junto con sus hijos, acuden a la aldea para entregar el pedido de sombreros de paja que les había tomado toda la noche terminar. Ya que son muy pobres y sus tierras de cultivo se encuentran completamente arruinadas, necesitan de esa venta para poder sobrevivir. Cerca de la aldea, la familia se encuentra con Sanosuke. Tanto Kamishimoemon como Sanosuke se tratan como desconocidos y el primero decide invitar al más joven a comer, en agradecimiento por haber defendido a su hija de los Yakuza. Mientras el viejo se va a entregar el pedido de sombreros, Sanosuke se va a comer junto con Uki y Outa. Sin embargo, apenas pueden disfrutar de sus alimentos, ya que desde el restaurante, logran escuchar los gritos enojados de su padre. Para el infortunio de la pobre familia, el hombre de la tienda, que había pedido los sombreros, le dice a Kamishimoemon que no puede pagarle, ya que todos los de la aldea han sido amenazados por los Yakuza. Pese a su enojo, el padre de Sanosuke entiende la decisión y decide marcharse, dejando los sombreros pero sin recibir paga alguna. Una vez en la calle, se encuentra con Fudozawa, que no sólo se encuentra escoltado por un grupo de peligrosos rufianes, sino que ha llevado a su tío, un poderoso político del gobierno Meiji. Este amenaza a Kamishimoemon con utilizar sus influencias políticas para perjudicarlo a él y a la aldea entera si decide enfrentarlo. El padre de Sanosuke escucha la amenaza con resignación, sabiendo que no tiene otra opción más que aceptar los términos del político. Satisfecho, el tío de Fudozawa opta por retirarse, pero su gordo sobrino insiste en que no quiere irse sin antes darle su merecido a Kamishimoemon, por lo que le ordena a dos de sus hombres que lo ataquen. Justo en ese momento, Sanosuke hace su aparición y fácilmente se deshace de los dos maleantes que estaban por golpear a su padre.
El político le ofrece dinero a Sanosuke para que se haga a un lado, pero naturalmente, nuestro peleador callejero rechaza la oferta. Es entonces que, al fijarse en el rostro del político, Sanosuke lo reconoce como el hombre que él y Kenshin protegieron de Jinne Udo. Al reconocer también a Sanosuke, el tío de Fudozawa decide hacer su retirada. Esto provoca el asombro de los aldeanos y el enojo del padre de Sanosuke, que le recrimina su falta de paciencia y su actitud impulsiva. Pero mientras la familia y los aldeanos se muestran tranquilos, el tío de Fudozawa ha reconocido a Sanosuke como el amigo de Himura Battousai y teme que si decide hacerle algo, el pelirrojo espadachín decida tomar represalias. Además, contra Kenshin el político no puede usar sus influencias ya que Himura, al ser un antiguo patriota de la facción Choushuu, cuenta con muchos aliados dentro del gobierno Meiji. Por tal motivo, el político decide ordenarle a su sobrino que utilice la fuerza para zanjar el asunto lo antes posible, antes que el problema llegue a oídos de Battousai.
Por otro lado, Kamishimoemon invita a Sanosuke a su casa a cenar, pese a los reclamos de Uki. Aunque en verdad, la pobre familia no tiene mucho que compartir. Pero justo en ese momento llegan los aldeanos que, agradecidos con Kamishimoemon por defenderlos, llevan comida y bebidas, y juntos disfrutan de una gran cena. Los aldeanos además le prometen al padre de Sanosuke ayudarlo con su pelea, aunque este se niega, pues teme que alguien inocente resulte lastimado. Luego de cenar, los aldeanos se retiran. Nadie sospecha que cerca de la aldea, Fudozawa está reuniendo a todos sus hombres para atacar a los indefensos aldeanos. Ya muy tarde en la noche, Kamishimoemon decide dejar su casa sin darle explicaciones a su hija, dejándola muy preocupada. Por esta razón, Uki acude a Sanosuke por ayuda. Sano entiende rápidamente lo que su padre está planeando y rápidamente acude a su encuentro.
Cuando finalmente lo alcanza, le pregunta qué es lo que intenta hacer. Kamishimoemon le explica que, hasta antes de la llegada de Sanosuke, tanto Fudozawa como él se habían reprimido, ya que aquel que iniciara la pelea, sería el perdedor. Sin embargo, luego de que Sano irrumpiera en el conflicto y provocara a los Yakuza, el balance se había quebrado, obligando a Fudozawa a hacer su movida. Intuyendo que el mafioso atacaría a la aldea, Kamishimoemon iría a su encuentro para enfrentarlo. Luego de escucharlo, Sanosuke califica a su padre de ingenuo y le dice que, aunque él no haya sido el que iniciara el conflicto, los Yakuza utilizarían sus influencias con el gobierno para culparlo. Por este motivo, Sanosuke decide dejar inconsciente a su padre con un golpe e ir él , en su lugar, a enfrentar a los mafiosos, ya que si alguien fuera de la aldea tomaba cartas en el asunto, nadie podría culpar a ningún miembro de la aldea.
Antes de que Fudozawa y sus hombres alcancen la aldea, Sanosuke sale a su encuentro y los reta. Fudozawa decide encargarse de Sanosuke él mismo, utilizando su técnica especial: el Oni Daoshi, un fuerte golpe en el que se utiliza la palma de la mano. Sin embargo, esta técnica resulta ser completamente inefectiva para Sanosuke, quien derrota a su oponente con mucha facilidad, utilizando una variante del Futae no Kiwami. Al ver a su jefe derrotado, los 200 hombres de Fudozawa se abalanzan contra Sanosuke, quien con gusto se encarga de ellos.
Mientras, en la casa de Kamishimoemon, el pequeño Outa se ha quedado despierto y, armándose con palos de madera, decide ir a la pelea, ya que siente la obligación de defender a su familia. En el camino, se encuentra con su padre y los dos van en busca de los mafiosos, pero al llegar al lugar, encuentran a Sanosuke, que ha derrotado ya a todos sus rivales. Los tres deciden volver a casa, aunque el pequeño Outa se queda dormido en el camino y su padre lo tiene que llevar en la espalda. En el camino, padre e hijo empiezan a conversar y Kamishimoemon le cuenta a Sano que el motivo por el cual Uki es tan sobreprotectora con Outa y con toda la familia, es porque teme que alguien desaparezca, como hace 10 años sucedió con su hermano mayor, o sea, Sanosuke. En broma, el padre de Sano le dice que si él regresara, todo volvería a la normalidad, pero ambos saben que eso no puede ser y Sanosuke decide marcharse nuevamente, no sin antes decirle a su hermano que si quiere volverse fuerte, que un día vaya a Tokyo y se inscriba en el Dojo Kamiya.
Antes de dejar la aldea, Sanosuke decide buscar al político para darle su merecido. Al día siguiente, todos hablan de la proeza de Sano, que no sólo les dio una enorme paliza a los Yakuza y al político, sino que les ha infundido un gran temor y es poco probable que estos vuelvan a meterse con los aldeanos. Uno de los miembros de la aldea le cuenta la historia a Kamishimoemon, quien no cree que algún día vuelvan a ver al misterioso joven. Uki, al recordar al joven, se pregunta si acaso este podría ser su hermano perdido, aunque luego deshecha la idea y se dispone a terminar un nuevo bordado en la ropa de su hermano, que no es otra cosa sino el símbolo de “malo”, el mismo que llevaba ese joven misterioso en la espalda.
Tras terminar sus asuntos, Sanosuke decide finalmente volver a Tokyo y va directamente con Megumi, para que ella le revise su mano, la cual nuevamente ha quedado destrozada.
Continuará...
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