Luego de recibir los regaños de Megumi, Sanosuke es atendido (e incluso le dan de comer). Por medio de la doctora, se entera de que Kaoru está viva y de que Kenshin ha regresado, aunque en ese momento se encontraba durmiendo, recuperándose de las heridas que sufrió en su combate contra Enishi. Decidido a ir a rescatar a Kaoru, Sano decide entrar a la habitación de Kenshin y contarle la verdad, pero cuando entra, se da cuenta de que el pelirrojo ya se había despertado y además, ya se había enterado de la verdad.
En sueños, Kenshin había podido ver a Tomoe, quien, además de pedirle que cuide a Enishi, le confiesa que la mujer que él ama aún sigue con vida. Por esta razón, al despertar, Kenshin ya es consciente de que su querida Kaoru se encuentra sana y salva, esperando que él vaya a salvarla. Luego de que Sano y los demás le cuentan a Kenshin el plan de Saitou, el grupo entero se embarca hacia la isla donde la joven maestra de Kendo se encuentra.
Por otro lado, en la isla, Enishi está teniendo una discusión con su segundo al mando: Hei Shin, debido a que este, al enterarse de que hay barcos aproximándose a la isla, tiene la intención de abrir fuego contra ellos. Pero, Enishi se niega, ya que sospecha de que Kenshin está en uno de los barcos y quiere, ante todo, terminar sus asuntos con él. A regañadientes, Hei Shin acepta la decisión de Enishi, pero le advierte que cuando este haya acabado sus asuntos con Battousai, será el propio Hei Shin el que se adueñe de la organización.
Mientras, en el barco, los policías alertan a Saitou de que han llegado a la isla y pronto desembarcarán. Mientras se preparan, Kenshin les pide a todos que le presten un poco de su fuerza, ya que él se concentrará sólo en su pelea contra Enishi, a lo que todos aceptan de buena gana. Justo en ese momento, el estruendoso sonido provocado por una explosión llama la atención de todos. En un principio piensan que se trata de un bombardeo, pero pronto se dan cuenta de que la razón es que Hei Shin ha desperdigado alrededor de 200 minas por los alrededores, por lo que un barco de grandes proporciones no podría aproximarse. Por este motivo, Kenshin y los demás optan por coger un bote pequeño, corriendo el riesgo de que si chocaran con una sola mina, quedarían reducidos a cenizas. Es entonces que Misao entra en acción; utilizando sus kunais y , siguiendo al pie de la letra las instrucciones de Aoshi, la joven Oniwabanshuu logra neutralizar las minas que se encontraban cerca, logrando así que todos lleguen a salvo a la orilla.
Una vez en la isla, empiezan a discutir cómo deben proceder. Extrañamente, nadie ha llegado para recibirlos y el escenario no sugiere una posible emboscada. De pronto, Kenshin toma una decisión y ,alzando su voz lo máximo posible, llama a Enishi y le dice que ha llegado para llevarse a Kaoru. Luego de hacer esto, decide esperar. Si nadie aparece, todos correrán en dirección al lugar donde se encuentra Kaoru.
Los esfuerzos de Kenshin han rendido frutos y Enishi ha logrado oírlo. Determinado a enfrentar a Kenshin, Enishi le ordena a Hei Shin, con una mirada amenazadora, que ya que se convertirá en el líder de la organización, que se marche de inmediato y que nunca más vuelva a acercarse a Enishi, ya que su presencia le resulta desagradable. Hei Shin no tiene otra opción más que acatar la última orden de Enishi, aunque no oculta su enfado, por el modo en el que este lo trató. Por tal motivo, decide tomar la iniciativa y utilizar a sus 4 guardaespaldas para completar la venganza que Enishi ha añorado por tantos años, como una forma de “agradecerle”.
En la bahía de la isla, Hei Shin se encuentra con Kenshin y los demás y le ordena a sus cuatro hombres que desaten el caos. Ya que se trata de cuatro rivales, Sano le dice a Saitou de que dejarán que él se encargue de uno, pese a que Misao insiste en encargarse ella de uno. Hei Shin , cuyo objetivo es Kenshin y nadie más, le pide al pelirrojo que le ordene a sus “subordinados” que no se entrometan, a lo que Kenshin responde que no se trata de sus “subordinados”, sino que son compañeros en los que confía. Asimismo, Kenshin le pide que por favor le diga a Enishi que se acerque él mismo a enfrentarlo, para así darle fin a esa situación de una vez por todas. Saitou interviene diciendo que sería inútil, ya que piensa que lo más probable es que Hei Shin haya sido botado como un perro o simplemente está escapando de la isla tras saber que perderá, y además lo califica de infantil.
Habiendo ya perdido los estribos por completo, Hei Shin califica a los amigos de Kenshin como simple carne de cañón y además les pone apodos a todos, y luego ordena a sus hombres que ataquen. Los cuatro hombres (que son físicamente idénticos) revelan sus nombres (los cuales llevan inscritos en la frente): Suzaku, Seiryuu, Byakko y Genbu, y de inmediato acatan las órdenes de su jefe y atacan a Aoshi, Saitou, Sano y Yahiko. Cada hombre (cuyos nombres representan a las distintas bestias de los puntos cardinales) es experto en las artes marciales y se ha especializado en el uso de un arma específica. Suzaku utiliza dos espadas cortas, Seiryuu porta una gran espada (así le llaman, aunque se asemeja más a una lanza), Byakko utiliza sus puños y Genbu una suerte de bastón. Analizando sus propias armas y las del enemigo, los cuatro guardaespaldas de Hei Shin escogen sabiamente a su rival. Es así como Byakko escoge a Sanosuke, Seiryuu a Saitou, Genbu a Yahiko y Suzaku a Aoshi. Esta última decisión termina sorprendiendo a Kenshin, ya que, mientras la elección parece obvia en los otros casos, con Aoshi es distinto, ya que lleva sus dos kodachis ocultas, de forma que pareciera que su arma es una gran espada larga. A partir de esto, Kenshin se da cuenta de la inteligencia del enemigo, al cual no deberían subestimar.
Habiendo ya perdido los estribos por completo, Hei Shin califica a los amigos de Kenshin como simple carne de cañón y además les pone apodos a todos, y luego ordena a sus hombres que ataquen. Los cuatro hombres (que son físicamente idénticos) revelan sus nombres (los cuales llevan inscritos en la frente): Suzaku, Seiryuu, Byakko y Genbu, y de inmediato acatan las órdenes de su jefe y atacan a Aoshi, Saitou, Sano y Yahiko. Cada hombre (cuyos nombres representan a las distintas bestias de los puntos cardinales) es experto en las artes marciales y se ha especializado en el uso de un arma específica. Suzaku utiliza dos espadas cortas, Seiryuu porta una gran espada (así le llaman, aunque se asemeja más a una lanza), Byakko utiliza sus puños y Genbu una suerte de bastón. Analizando sus propias armas y las del enemigo, los cuatro guardaespaldas de Hei Shin escogen sabiamente a su rival. Es así como Byakko escoge a Sanosuke, Seiryuu a Saitou, Genbu a Yahiko y Suzaku a Aoshi. Esta última decisión termina sorprendiendo a Kenshin, ya que, mientras la elección parece obvia en los otros casos, con Aoshi es distinto, ya que lleva sus dos kodachis ocultas, de forma que pareciera que su arma es una gran espada larga. A partir de esto, Kenshin se da cuenta de la inteligencia del enemigo, al cual no deberían subestimar.
Saitou alaba a su rival, diciéndole que, a diferencia de su jefe, él si tiene capacidades para pelear. Sin embargo, le advierte que, si piensa vencerlo utilizando sólo la ventaja que le otorga su arma de mayor tamaño, está muy equivocado. Tras decir esto, el lobo afila sus colmillos y se prepara para combatir. Saitou vs Seiryuu, este será el primer enfrentamiento.
Continuará...
Continuará...
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