Con esta explicación, Kenshin decide hacer una pausa a su relato. Sanosuke y los otros deciden aprovechar el tiempo para ir por té, mientras que Kaoru es la única que se queda al lado de Kenshin. Ambos permanecen en silencio, sin atreverse a decir nada. Por otro lado, Yahiko, Megumi, Sanosuke y Tsubame discuten acerca de la enigmática figura de Tomoe y su relación con Kenshin, aunque también Sano aprovecha para hacer un comentario respecto a la edad en la que las mujeres se casaban antes. Este comentario no le hace gracia a Megumi, que tiene 22 años y aún no está casada. Tras el breve descanso, todos vuelven a reunirse y Kenshin decide proseguir con el relato…
Han pasado cinco meses desde el incendio de Kyoto durante la rebelión Kinmon y Kenshin y Tomoe viven de forma pacífica en una pequeña casa de campo, alejados de los disturbios que se viven en la capital y en los dominios de Choushuu, donde un grupo de hombres liderados por Takasugi Shinsaku se han levantado en armas para detener el avance de las fuerzas del shogun. Viviendo en una alejada zona rural, la única forma que Kenshin tiene de estar al tanto de lo que sucede es Iizuka, quien a menudo lo visita para brindarle información. Pese a lo que Iizuka hubiera pensado, Kenshin parece estar contento con su nueva forma de vida. El espadachín pelirrojo se ha ganado la confianza tanto de los adultos de la aldea (en parte gracias a la labor que cumple como vendedor de medicinas) como de los niños, que disfrutan jugando con él. Tomoe también se sorprende con este nuevo Kenshin, mucho más sonriente y amable que el retraído asesino que conoció en Kyoto. El pelirrojo le confiesa a la joven que su estancia en aquella aldea le ha permitido darse cuenta de porqué realmente ha luchado todo ese tiempo y porqué lo sigue haciendo.
Por otro lado, uno de los espías de Choushuu descubre a Iizuka en una situación sospechosa y decide seguirlo para saber que se trae entre manos. Al hacerlo, lo encuentra reunido con un grupo de asesinos que están del lado del Bakufu y por lo tanto, planean acabar con el poderoso Hitokiri Battousai. De hecho, el asesino que atacó a Kenshin en Kyoto, el día que este conoció a Tomoe, pertenece a esta organización. El espía de Choushuu intenta advertir a Kenshin acerca de la verdadera identidad de Iizuka, pero es descubierto por los asesinos, quienes lo matan en el acto. El líder de la organización le confiesa a Iizuka que ha estado entrenando durante un año a una persona y que ya es momento de que entre en acción.
Un día, mientras Kenshin jugaba con los niños de la aldea, aparece un misterioso jovencito, que actúa de forma violenta. Este niño, sin motivo aparente, golpea a uno de los niños y cuando Kenshin quiere reprimirlo, termina mordiendo la mano del espadachín. El alboroto llama la atención de Tomoe, que cuando sale de la casa, se da con la sorpresa de que el niño violento que acaba de llegar es su hermano menor, Enishi Yukishiro. La joven presenta a Enishi y Kenshin decide dejarlos un momento a solas para que conversen. Aunque intenta actuar de forma tranquila, el hitokiri se siente preocupado, ya que le parece extraño que Enishi haya llegado al pueblo si se suponía que estaban escondidos y que los únicos que conocían ese lugar eran Katsura, Iizuka y Tomoe.
Dentro de la cabaña, Tomoe se muestra feliz con la llegada de su hermano, aunque también le parece extraño que haya aparecido de un momento a otro. La mujer entonces decide preguntarle cómo es que logró encontrarla. Con una sonrisa un tanto oscura, Enishi le confiesa que él es el informante del grupo de asesinos que está tras de Kenshin y que ya todo está listo para que el Hitokiri Battousai sea castigado. Tomoe escucha con tristeza a Enishi y le pide que por favor vuelva a Edo, ya que no quiere que se vea involucrado en cosas tan horribles. Pero Enishi no entiende e insiste en quedarse, ya que lo único que le preocupa es su hermana y él quiere ayudarla a vengarse del hombre que robó su felicidad.
Cuando Kenshin decide volver a la casa, ve a Enishi, que se está yendo. Cuando le pregunta si no se va a quedar a cenar, recibe como única respuesta una mirada llena de odio del menor. Al entrar a la casa, Kenshin descubre a Tomoe muy angustiada. La joven mujer le pide entonces un tiempo para conversar, ya que nunca antes habían podido hablar de forma tendida. La joven aprovecha el momento para contarle a Kenshin acerca de su pasado, de su familia y de porqué llegó a Kyoto. Ella le cuenta que es la hija mayor de un hombre amable y pacífico; al morir su madre luego del nacimiento de Enishi, Tomoe se convierte prácticamente en una segunda madre para su pequeño hermano. Es por eso que ella es tan importante para él. Su relación con su hermano empieza a complicarse cuando Tomoe se compromete con un joven samurai, de sangre noble. Pese a que estaba feliz con el compromiso, Tomoe no es capaz de sonreírle a su prometido. Convencido de que tenía que hacer algo para hacer feliz a Tomoe, el joven samurai decide viajar a Kyoto y enrolarse en la patrulla de la ciudad imperial, para así convertirse en un gran guerrero. Aunque Tomoe no quiere verlo partir, no es capaz de decirle nada. Entonces, el joven samurai emprende un viaje sin retorno a la ciudad imperial. Desesperada por verlo nuevamente, Tomoe decide dejar a su familia y viaja a Kyoto, sólo para descubrir que su amado prometido había muerto. Él había sido asesinado por un despiadado asesino, miembro de los Ishin Shishi. Tomoe se siente culpable, ya que cree que si ella hubiera tenido el valor de detenerlo, nada hubiera sucedido. Silenciosas lágrimas amenazan con brotar de los ojos de la joven mujer. Es entonces que Kenshin decide abrazarla y consolarla. En los brazos del hitokiri, Tomoe no puede reprimir por más tiempo sus lágrimas y empieza a llorar desconsoladamente. Más tarde, Kenshin decide también hablarle acerca de su pasado y le cuenta como se unió a Choushuu, tras una discusión que tuvo con su maestro. Kenshin le confiesa que, gracias al tiempo que pasó al lado de Tomoe, ha logrado darse cuenta que sin importar a cuanta gente mate, una espada no le ayudará a garantizar la felicidad de todos. Lo único que puede hacer es ayudar a la gente que lo necesita, uno por uno. Kenshin decide que cuando llegue la nueva era, no va a volver a matar y en cambio va a proteger a todos aquellos que lo necesiten, sobretodo a Tomoe. Las palabras del pelirrojo logran hacer sonreír a Tomoe.
Al día siguiente, Tomoe se despierta más temprano que Kenshin. Decidida a protegerlo, la joven mujer opta por marcharse, diciendo en voz baja estas palabras: “Adios… mi segundo amor”.
Tomoe se reúne entonces con los asesinos y les dice que la forma de derrotar a Battousai es atacarlo cuando está durmiendo. El líder de los asesinos descubre que Tomoe le está mintiendo y le pregunta si el Hitokiri se había enamorado de ella. La joven se da cuenta entonces que ha sido usada para tenderle una trampa a Kenshin. Con la intención de ayudar a su amado, Tomoe intenta apuñalar al líder de los asesinos, pero este evita su ataque fácilmente y le propina una fuerte bofetada. Además, el líder le revela que le ha enviado una carta a Kenshin y que en cualquier momento el asesino se presentará furioso. Dicho y hecho, Kenshin recibe la carta (la cual Enishi se ocupó de dejar en la casa) e inmediatamente decide ir en búsqueda de Tomoe. Para hacerlo, se interna en un misterioso bosque, donde tres hombres del grupo de asesinos ‘Yaminobu’ lo esperan pacientemente.
Con solo dar un par de pasos en el bosque, Kenshin advierte que se trata de un lugar misterioso, en el cual no puede usar libremente su extraordinaria percepción extrasensorial. Esto es aprovechado por los asesinos, que deciden atacarlo uno por uno, pero siempre con un as bajo la manga. El primero logra herirlo en el hombro, y cuando ya estaba acorralado por Kenshin, genera una poderosa explosión que no sólo acaba con su vida sino que logra lastimar el oído de Kenshin. Los dos asesinos restantes deciden atacar a Kenshin en conjunto, generándole serios problemas al hitokiri. Sin embargo, pese a encontrarse en desventaja numérica, Kenshin logra dejar fuera de combate a sus rivales. Aunque uno de ellos logra detonar una nueva bomba que desprende un intenso resplandor que termina lastimando la vista del hitokiri. Incapaz de usar su intuición, el oído e incluso la vista, Kenshin decide continuar.
Con mucho esfuerzo, el pelirrojo espadachín logra llegar al lugar donde se encuentra Tomoe. Ahí, el líder de los asesinos lo estaba esperando pacientemente. Estando malherido, Kenshin no parece estar en condiciones de pelear, pero aún así decide no rendirse hasta recuperar a su amada. El líder de los asesinos se da cuenta de que el Kenshin que tiene en frente no es el frío Hitokiri Battousai, sino un guerrero desesperado, incapaz de contener sus emociones. Viendo esto como una ventaja, el asesino inicia su ataque sobre Kenshin, que poco puede hacer para defenderse de los ataques de su oponente (aunque se las arregla para herirlo, pero no de forma considerable). En medio de la batalla, Tomoe, que había perdido la conciencia, se despierta y se da cuenta de que Kenshin esta peleando por ella. Convencida de que no puede dejar que otra vez su ser amado muera sin que ella haga nada, decide proteger a Kenshin a toda costa.
Kenshin, por otro lado, ha perdido mucha sangre y poco a poco está perdiendo el sentido del tacto. Sabiendo que no tiene posibilidades de ganar, Kenshin cierra los ojos y concentra toda su fuerza en un último ataque. Sin embargo, el aroma de ciruelos blancos le advierte la terrible realidad. Al abrir los ojos, Kenshin se da cuenta de que Tomoe se había interpuesto en el ataque. La espada del hitokiri había terminando cortando tanto al líder del grupo de asesinos como a la joven mujer, que al recibir el golpe, deja caer el puñal con el que pensaba atacar al asesino. Al caer, este roza en la mejilla de Kenshin, completando la herida en forma de cruz que quedaría grabada sobre la piel del pelirrojo. Con lágrimas en los ojos, Kenshin se aferra al cuerpo de su agonizante amada, que le dice con una sonrisa que todo estará bien. Finalmente, la joven mujer fallece en los brazos de Kenshin, que llora desconsoladamente sin darse cuenta de que esta siendo observado por Enishi.
Los días pasan y Kenshin no logra entender porqué todo eso tuvo que suceder. Entonces, decide leer el diario de Tomoe y se da cuenta de que el asesino del prometido de la mujer a la que él amó no era otro sino él. Él era el culpable de la infelicidad de Tomoe. Justo en ese momento llega Katsura, quien le cuenta que el traidor (Iizuka) ha sido descubierto y que ya envió a un nuevo asesino para encargarse de él. Este nuevo asesino, de nombre Makoto Shishio, reemplazará a Kenshin en sus labores como hitokiri. La nueva tarea de Kenshin será proteger a los revolucionarios pro-imperialistas de los Shinsengumi. Kenshin decide aceptar esta nueva misión y seguir matando gente, hasta que la nueva era llegue. Luego de esto, nunca más volverá a matar.
Los días transcurren y Kenshin vuelve a Kyoto, donde sigue enfrentándose a sus archienemigos: los Shinsengumi, por el bien de una nueva era. Finalmente, tras la aplastante victoria de los Isshin Shishi en la batalla de Toba Fushimi, el sueño de una nueva era se convierte en realidad. Justo durante esta batalla, Kenshin ve por última vez a Enishi, cuyo cabello se ha vuelto blanco por el dolor.
Los días se convierten en meses y los meses se convierten en años… La era Tokugawa ha llegado finalmente a su fin y en la pacífica era Meiji, las espadas han sido dejadas de lado. El famoso Hitokiri Battousai ha desaparecido y se ha convertido en un pacífico vagabundo, que busca defender a quienes lo necesiten, portando una espada de filo invertido… Este es el año 11 de la Era Meiji… Luego de finalizar su relato, tanto Kenshin como sus amigos guardan silencio. Nadie se atreve a decir una sola palabra.
Continuará...
Continuará...
;_; Tomoe-chan.
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